Marengo acusada, expulsada y castigada por boicotear a la reina

Llorando. Y castigada. Humillada. Culpable. Mal. Pésimo. La rubia Rocío Marengo terminó expulsada por los guardias del Hotel O’Higgins mientras gritaba “¡me trataron mal, me faltaron el respeto!”, luego de “golpear, pisar, empujar y tratar de quitarle la corona” a la reina del Festival, la bailarina de club nocturno Pilar Ruiz Dufay, durante la ceremonia de coronación de la soberana.

Y las mesas y sillas volaban en el patio del hotel y la alcaldesa casi se atoraba con las frutas del postre cuando la argentina corría en medio de la parrillada de celebración porque más de 100 comensales le gritaban “¡fuera!”. Por los altoparlantes los organizadores la acusaban de “boicotear” la ceremonia y le prohibían la entrada a las próximas actividades. Castigada. Nunca más. Mientras la colombiana que trabajaba en el club Platinum, la remataba. Sin piedad. “Ella me agredió”, confesaba Ruiz Dufay.

Lloriquienta y con la diadema algo estropeada. “Me empujó. Me golpeó. Me pisó. Me tironeó y me trató de sacar la corona”, aseguraba. Detallando que Marengo también la había desafiado verbalmente diciéndole “yo soy más reina que tú”. Que le había enrostrado el bajo nivel de las candidatas. Que eran todas fomes y poco glamorosas.

Finalmente, Ruiz Dufay trata a su nueva enemiga de “ordinaria” y pidió que ojalá no la viera nunca más. Pero la argentina se declara inocente.

Dolida, Marengo responde a La Tercera que “yo no hice nada. Sólo estaba cubriendo el evento. Quedé a metros de ella (la colombiana) y todo esto es por envidia porque estoy haciendo un buen trabajo en TVN. Recurren a mí para levantar esta coronación, para darle el glamour que no tiene”.

Califica la elección de este año como “burda y ordinaria”. A pesar del alegato de la argentina, surgen versiones que la comprometen. Testigos de los hechos afirman que Marengo se había pasado en las bromas para sus notas. Que incluso trató de quedarse con el anillo de brillantes y $8 millones que le regalaron a la reina. Que antes de la ceremonia se acercó al dueño de la joyería que dona la argolla, se la sacó de la cajita y se la probó.

Via tercera.cl