Pese a su rotundo éxito tras pasar por la Quinta Vergara, en su primer encuentro con la prensa -a eso de la 1:30 horas de la madrugada- el humorista Stefan Kramer estaba tan calmado como un monje zen. Nada de euforia ni de llantos para las cámaras. Eso parece que no va con su estilo.
El hombre real tras “sus mil caras” parecía no inquietarse con nada. Las pocas veces que se salió de su estado apacible fue para fotografiarse con sus dos antorchas y la gaviota. Y para besar a su esposa Paloma, que también fue parte del cuerpo de baile de su presentación y quien lo acompañaba en la conferencia de prensa.
Ella fue la que explicó que en la vida cotidiana su esposo es muy calmado. “Así como lo ven (...) Pero estamos demasiado felices y yo estoy feliz de ser parte de esto”, quiso dejar en claro.
Distinto era el caso de Kramer (26 años) cuando adoptaba nuevamente el rol de comediante. Las respuestas que daba las interrumpía con sus ya clásicas imitaciones, como un mecanismo de defensa cuando sentía que se estaba poniendo muy latero.
Sobre su brillante rutina de anoche, el humorista dijo que fue el producto de un largo proceso creativo. “Hace tiempo que estaba trabajando en ella. Y se llegó a un resultado en el que yo quedé conforme. Eso me tiene feliz”, señaló.
El futuro
A la hora de desgranar el show, dijo que lo dividió en dos partes. “La primera tenía un hilo conductor”, explicó en alusión a la historia que desarrolló acerca de los problemas de personalidad múltiple que sufría. Oportunidad en la que desfilaron por la Quinta Vergara, Rafael Araneda, Leo Caprile, Arturo Logton, Rocío Marengo y Fabrizio, entre otros.
La segunda parte, en tanto, dijo que fue una muestra del giro que podría tomar su carrera en los meses venideros. “Consistía en varios personajes contando sus historias (como Sebastián Piñera, Kiké Morandé y Marcelo Salas). Puede ser un apronte para realizar una obra de teatro o un café concert, que es lo que quiero hacer ahora”.
También reflexionó acerca de la cálida relación que generó con el público, que empezó a pedir la gaviota a mitad de su rutina. Cuando se le consultó si esperaba esta reacción, Kramer negó que estuviera dentro de los planes.
“Creo que esas instancias democión, de lo que el público te entrega, se viven en el momento. No se pueden preparar”, señaló. “Simplemente quise hacer una rutina que le pudiese gustar al público (...) Sentí que estaban pidiendo antes (la gaviota), pero quise seguir con el espectáculo. Al final, se entregaron los premios y estoy muy agradecido de toda la gente, de todo el cariño que me expresó en ese momento. Porque yo también se los expresé a ellos”.
Antes de retirarse, dejó en claro que iba a tener una larga noche. Pues se despidió con un "Ahora voy a celebrar".
Via emol.com
Kramer ya piensa en el futuro: "Ahora me gustaría hacer una obra de teatro"
viernes, 22 de febrero de 2008 Publicado por Shujel en 10:04 | Etiquetas: Noticias
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