Matt Damon: Bourne salvó mi carrera

lunes, 6 de agosto de 2007 |

La tercera entrega de la millonaria saga de Bourne vivió su puesta de largo esta semana en Los Ángeles y se estrenará en España el próximo 14 de agosto. El título. «El ultimátum de Bourne» (promete ser el último de la saga), hace referencia a un amnésico espía que deberá buscar las claves de su pasado para reconducir su vida y, así, enfrentarse a su futuro. Al poco de perder la memoria, Bourne descubre que posee una serie de talentos extraordinarios en artes lingüísticas, marciales y de autodefensa, lo que le sugiere que trabajaba en una profesión de riesgo. Mientras, deberá acabar con diversos personajes que le quieren liquidar, e incluso, se le culpa de la muerte del vicepresidente chino que se produjo en la anterior entrega.
En esta ocasión, Damon seguirá la pista de dos cadáveres relacionados con su identidad y su búsqueda le llevará a ciudades tan diferentes entre sí como Moscú, París, Londres, Tánger y Nueva York. Dirigida, de nuevo, por Paul Greengrass («United 93») y escrita por Tony Scott, promete repetir éxito de crítica y público gracias a la combinación de un guión de temática compleja y espectaculares escenas de acción, y que ha consolidado como uno de los más importantes del momento.
-¿El teléfono del dueño de un Oscar («El indomable Will Hunting») deja de sonar alguna vez? -Claro que sí. Dejó de hacerlo justo antes de que me propusieran la primera entrega de «El caso Bourne». Esto, quizá, se debió al fracaso de algunas películas que rodé, e incluso «Bourne» me parecía que iba a serlo también.
-Supongo que tuvo que prepararse mucho físicamente para rodar una película como ésta.-No, pero debo confesar que por primera vez he sentido mi edad al trabajar. La primera película de la saga la hice cuando tenía 29 años y acabo de cumplir 36. Después de cada escena de acción sentía que me dolía todo el cuerpo. Cuando filmé «El caso Bourne» tomé clases de boxeo porque quería que mi personaje caminara con la confianza de un púgil. Solía irme al gimnasio cada vez que terminaba de rodar. Ahora, no. Tengo a mi familia y me voy con ellos. Así que dejé de boxear, y lo noté bastante. Los últimos días de rodaje ya sentía mis flotadores moviéndose alrededor de la cintura.
-¿Da por terminada la saga con esta cinta?-La vida interna de este personaje está completa. No sé, a lo mejor se podría reinventar a Jason Bourne, y si el guión es excepcional no podría decir que no.
-¿Se entrevistó con agentes secretos antes de interpretarlo?-Sí. Estuve con agentes de la CIA que suelen ser hombres muy inteligentes y fascinantes a la hora de conversar, porque tienen una perspectiva geopolítica muy interesante. Estuve con los miembros de Delta Force, organización a la que pertenece Jason Bourne, pero no me senté a hablar con ningún asesino.
-¿Por qué tanto tiempo atado a Bourne? -Primero, Paul (Greengrass) es el director, y a los dos nos gusta y nos divierte mucho Bourne. Además, el guión lo firman Tony Scott y George Nolfi, lo que es signo de calidad. No tuve que pensarme mucho el hecho de formar parte de esta franquicia, porque el resultado es francamente bueno.
-Durante el último año ha filmado muchas películas y la mayor parte de ellas tienen un tinte muy político.
-Considero que Bourne salvó mi carrera. Las otras a las que se refiere, «Syriana», «Infiltrados» y «El buen pastor», son más cerebrales, no pertenecen necesariamente al genero de acción. Las elegí teniendo por quién las dirigía, quería trabajar con Scorsese y con de Niro y no gané mucho dinero con ellas, pero no me importó. Con Bourne y la saga de «Ocean´s» tengo resuelto el aspecto económico.
-En Hollywood acostumbran a definirle como un adicto al trabajo, ¿qué opina?-Todavía es muy difícil para mi decir que «no» a una película, porque durante muchos años estuve de-sesperado por conseguir una. Creo que ese anatema me impide renunciar a trabajar. Si lo pienso es muy bueno porque aunque juré que me iba a tomar un tiempo de descanso después de «Ocean´s 13», decidí romper mi palabra para hacer «El buen pastor», de la que estoy muy orgulloso. Han sido dos meses comprometidos con el trabajo, pero es una película tan bien escrita, que me hubiera arrepentido si no la hubiera hecho. No sé si es que soy un adicto, o simplemente es de sentido común aceptar películas que son realmente buenas. -¿A un hombre tan tímido como usted le cuesta acostumbrarse a la fama?-Mira qué curioso. Fuera de Estados Unidos la gente no me reconoce. En Europa puedo pasear tranquilamente por la calle como si nadie hubiera visto ninguna de mis películas, al menos, así me pasó en Madrid. Hay una extraña relación entre la atención y la fama. La fama es lo que tu quieras hacer con ella. Si caminas con diez guardaespaldas serás tratado de esa manera. Yo vivo en Miami y jamás tuve ningún problema de ese tipo.
-En su carrera hay grandes éxitos y sonoros fracasos como «Todos los caballos bellos». ¿Se siente más orgulloso de unas películas que de otras, independientemente de la repercusión?-Algunas de mis cintas han tenido mas éxito que otros, eso no lo voy a negar. Por ejemplo, con el primer guión que cayó en mis manos gané un Oscar y después llegaron grandes patinazos. Como actor yo disfruto entregándome al máximo. Reconozco que me cuesta aceptar la frustración de no conseguir algo en lo que he puesto mucha pasión. Me duele. Eso fue lo que me sucedió con «Todos los caballos bellos», quizá, el peor momento de mi carrera profesional porque muchos de mis sentimientos personales estaban relacionados con esa película.
-¿Es cierto que se ha planteado cambiar de profesión, que considera más gratificante ser guionista que intérprete?
-Sin duda, durante una época de mi vida estuve bastante desorientado y hubo muchas veces en las que estuve a punto de tirar la toalla. No quería que mi día a día se transformara por completo a causa del simple hecho de convertirme en un tipo conocido y estaba dispuesto a transformarme en un guionista cualquiera. Ahora he cambiado y al mismo tiempo me tomo mis problemas mucho menos en serio.

Via LaRazon

0 comentarios: