A Scarlett Johansson la esperan los marines

martes, 28 de agosto de 2007 |

Metidos hasta el cuello en una cruenta guerra en la que a menudo ni siquiera ven el rostro del enemigo, es probable que en unas semanas a los marines destinados en Irak les suban la moral (por lo menos, la moral) con un regalo tan rubio como inesperado, tan apetecible cuando uno se gasta los días y las noches esquivando obuses y tratando de salvar el pellejo. Una visita en forma ( y vaya forma) de estrella de Hollywood y de nombre Scarlett Johansson.

Ha sido la propia Johansson quien ha insinuado esa posibilidad en una reciente entrevista con el diario norteamericano «Usa Today»: «Llevo tiempo recibiendo cartas de soldados de mi edad (en noviembre, Scarlett cumplirá los veintitrés) e incluso más jóvenes. Quiero ir a Irak en octubre o, si no es posible, un poquito más tarde». Aunque la musa de (entre otros millones de machotes del planeta) de Woody Allen acaba de concluir un disco con versiones de Tom Waits (probablemente el título sea «Scarlett canta a Tom Waits») no está claro qué tipo de actuación puede realizar entre la muchachada guerrera destinada en Irak. «Probablemente, sólo subiré al escenario a derrochar un poco de sex appeal y andar por allí. Pero me siento muy afortunada por tener la oportunidad de hacer algo por ellos».

Scarlett no es la primera ni será la última actriz que se deja ver en cuerpo y alma (aunque los chicos se inclinan por lo primero) entre las tropas destinadas en el extranjero, incluso en zona de guerra.

Hace ya más de medio siglo, Marilyn Monroe realizó un viaje a Corea para cantar ante la tropa estadounidense que se enfrentaba a los comunistas del norte. La presencia de Marilyn al otro lado del planeta para «hacer compañía» a los marines fue histórica, quizá no desde el punto de vista de la historia militar, pero sí desde el punto digamos logístico, pues la moral de los soldados subía por momentos ante los gestos, las insinuaciones y la generosísima sensualidad de la Monroe (no tienen más que echar un vistazo en www.youtube.com) que dejó bien claro que la tentación vivía arriba, arriba del escenario y no en el fondo embarrado de una trinchera, y que puso toda la carne (y hasta lo que no es la carne) en el asador ante sus hambrientos compatriotas.

Una década más tarde, en Vietnam, parecía que el horno de la música no estaba para los bollos de muchas visitas. Un día sí y otro también Charly (el Vietcong) ponía en jaque a los marines con sus trampas y sus emboscadas, y además gran parte de los artistas del momento no estaba muy contenta con la presencia de su país en aquella guerra. Es más, estaban bastante descontentos y de hecho se entregaban con ardor, nada guerrero en este caso, a la canción protesta y a la tonadilla pacifista. No obstante, por allí llegaron a pasar tipos tan dispares como Bob Hope y James Brown, mientras los soldados (o eso nos han contado en el cine) escuchaban a la Creedence, a Jimi Hendrix, a Janis Joplin. Por estos andurriales, de amor patrio henchido el corazón, también hemos tenido que echar mano de ardor guerrero, y sobre todo musical, en algunas ocasiones. Allá lejos, allá en tierra extraña, en Sidi Ifni nuestros soldados libraron una guerra casi secreta (alguien la llamó la Guerra Olvidada), a miles de kilómetros de España. En las Navidades de 1957, Carmen Sevilla encabezó una representación artística para que nuestros legionarios y paracaidistas no se sintieran tan solos, y según muchos testimonios, desamparados, armados tan solo de su valor. Que no fue poco, por cierto. Carmen fue acompañada en aquella campaña por Gila, y su teléfono, por supuesto, aunque el genial humorista no pudo ofrecer su mejor número, el de «¿Es el enemigo»? porque aquel año de lucha fue corto pero muy duro para muchos de nuestros compatriotas.

Treinta años más tarde, en la Nochebuena de 1990, Marta Sánchez también sacó pecho, patriótico, evidentemente, ante la tripulación de reemplazo de la fragata «Numancia», en la Primera Guerra del Golfo, la mayestática Tormenta del Desierto. Cuentan las crónicas que su interpretación de «Soldados del amor» hizo temblar a las unidades de la Guardia Republicana de Sadam. Y enderezó notablemente la moral de nuestra marinería.
No cabe duda de que la música amansa a las fieras. Y si la fiera es el enemigo, pues mejor que mejor.

Via abc

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