El luto por Big Luciano

viernes, 7 de septiembre de 2007 |

Un comunicado de tan sólo dos líneas escrito por su representante bastó para que la noticia recorriera el mundo: “El tenor Luciano Pavarotti ha muerto a las 5:00 horas”, anunciaba Terri Robson. “El maestro ha combatido una dura batalla contra el cáncer que finalmente le ha quitado la vida”.

Fue el anuncio que terminaba con un año de sufrimiento desde que en julio del 2006 se le diagnosticara cáncer de páncreas y por lo que tuvo que ser intervenido en Nueva York. Fue el anunció que acabó con las especulaciones sobre su salud y con las esperanzas de que ‘Big Luciano’ (como era conocido también en su ciudad natal de Modena) nuevamente le ganara la partida a la muerte.

Y es que en 1975 cuando regresaba de una gira por Estados Unidos, el avión donde viajaba se partió en dos cuando aterrizaba. El tenor salió ileso pero este hecho, según sus amigos, lo convirtió en un hombre sumamente supersticioso y extremadamente cuidadoso.

Pero ahora la situación había cambiado y Pavarotti estaba cansado. Así lo describió apenas hace unos días su hija Giuliana, fruto de su primer matrimonio con Adua Veroni, en una entrevista otorgada a una revista italiana.

“Su deseo más grande es reunirse con sus padres y encontrar finalmente la paz”, había confesado Giuliana Pavarotti de 40 años, quien describió como su padre había perdido en menos de un año 30 kilos y hasta para caminar tenía que invertir grandes esfuerzos.

Desde que se supo la noticia de la muerte, por su casa no dejaron de pasar los familiares, los empresarios, los políticos, los artistas, los amigos del cantante lírico.

Los modeneses lo presentían, pues desde hace dos semanas que se supo que el tenor había pasado días en el Policlínico de la ciudad lo habían visto diferente.

Uno de los primeros en visitar la casa del tenor fue el alcalde de Modena, Giorgio Pighi, quien ayer mismo anunció tres días de luto hasta que el próximo sabado se realicen los funerales en la catedral de la ciudad. También anunció que el teatro comunal llevará su nombre.

Modena, una ciudad ubicada en la norteña región de Emilia Romaña, con poco más de 180 mil habitantes, tiene pocos atractivos, entre ellos la catedral, que fue construida durante los siglos XI y XII y es considerada por la UNESCO patrimonio de la humanidad; las casas de carros deportivos como Ferrari y Lamborghini, su apreciado vinagre balsámico y hasta ayer, lo que convirtió a esta ciudad en un punto de referencia: el tenor muerto a punto de cumplir 72 años.

Incluso, el sitio de internet de la ciudad se sumó a las decenas de portales de los diarios de todo el mundo que ayer dieron a conocer la noticia de su muerte.

“Adiós Luciano. Luciano Pavarotti murió y Modena conmovida despide a su más grande ciudadano, a su hijo más querido”, fue el título de la noticia y seguía: “Modena ha perdido un gran artista, ligado profundamente a su ciudad y a su tierra, personalidad símbolo de Modena en el mundo”.

Desde 1993, esta ciudad fue el escenario para los multitudinarios conciertos titulados Pavarotti and Friends, donde se conoció a un tenor abierto a todo tipo de música, que reunía cada año a los artistas del momento para recabar fondos y ayudar a los más pobres del planeta. También con Pavarotti and Friends se conoció su lado altruista.

‘Big Luciano’ no sólo compartió el escenario con tenores o sopranos, lo hizo con rockeros, poperos y hasta raperos. Lo mismo cantaba a ritmo de rock con el grupo irlandés U2 que a ritmo de Bossa Nova con el brasileiro Caetano Veloso. Igual se acercó al rap con Jiovanotti.

A lo largo de 10 años, por los conciertos en Modena desfilaron artistas italianos y de otras nacionalidades como Zucchero, Jon Bon Jovi, George Michael, Elton John, The Corrs, Dolores O’ Giordan, Lucio Dalla, Giorgia, Brian Adams, Pino Daniele, Eros Ramazzotti, Patricia Kaas, Bob Geldof, Duran Duran y muchos más... hasta las Spice Girls tuvieron el privilegio de cantar junto a él.

Pavarotti prestaba su voz e imponía estilo para cada uno de los discos que salían de esos conciertos, cuyas regalías tenían una destinación específica, ya fuera Cambodia y el Tibet; Guatemala y Kosovo o simplemente para los niños de la guerra.

De ahí la gran amistad que mantuvo con Bono, el líder de la banda U2, quien ayer también le dedicó un pensamiento en su site por su muerte.

“Hay quienes cantan ópera, Luciano Pavarotti era la ópera” escribió Bono del tenor calificándolo como un hombre volcánico, sencible y lleno de amor.

Para los críticos de música, Pavarotti tenía una impostación perfecta, poseía un timbre único y además se contagiaba. Al cantar era capaz de convertirse en el príncipe Calaf para escenificar ‘Turandot’ o en Rodolfo para cantar ‘la Boheme’ de Puccini.

Via eluniversal

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