Pocas adaptaciones del cine son tan teatrales como “Todo sobre mi madre”, basada en la película del español Pedro Almodóvar de 1999, que se estrenó el martes en el Teatro Old Vic de Londres. Y es que pocos cineastas son tan teatrales como Almodóvar, amante de la emoción y el artificio en igual medida.
“Todo sobre mi madre”, ganadora del Oscar a la mejor cinta de lengua extranjera, es la historia de Manuela, una enfermera madrileña que regresa a Barcelona para enfrentar los fantasmas de su pasado después de un suceso traumático. Entre sus personajes hay monjas embarazadas, prostitutas transexuales y divas del teatro; su trama incluye sexo, drogas y tres muertes prematuras. Es descaradamente emotiva, conmovedora y estimulante.
La producción marca la primera adaptación teatral de un guión de Almodóvar en 20 años y la primera obra del cineasta que se traduce al inglés.
El estilo de Almodóvar es tan característico, su receta es tan única (una pizca de melodrama aquí, una taza de realismo social allá), que hubiese sido muy fácil que la versión teatral haya salido mal. Pero no lo hizo.
En su adaptación, el dramaturgo Samuel Adamson se tomó algunas libertades, pero la obra mantiene el espíritu del filme. Almodóvar, quien asistió al estreno acompañado de la estrella Penélope Cruz, ha dicho que la puesta es “muy distinta del guión que escribí y al mismo tiempo es absolutamente fiel a la historia, al espíritu y a los personajes”.
La obra comienza con una escena que incluye un transplante de órganos, y uno de los temas es la elasticidad del corazón humano. Trata del amor, la pérdida y el duelo, y de la reunión de los sobrevivientes para formar lazos nuevos y a menudo inesperados.
Almodóvar saca inspiración de “películas de mujeres” de los años 40 y 50, en particular del melodrama teatral “All About Eve” (La malvada), y de las obras suntuosamente emotivas de Tennessee Williams. Como en esos trabajos, el español presenta pasiones, ambiciones y relaciones de mujeres y, en este caso, de hombres que desean ser mujeres.
Adamson y el director Tom Cairns recogen el dramatismo de la historia con ambas manos. “Un tranvía llamado deseo”, de Williams, funciona mejor como una obra teatral dentro de una obra teatral que como una obra teatral dentro de una película, y proporciona algunos momentos deliciosamente dramáticos. En una escena, los actores hacen una reverencia y el público es partícipe al ver, desde el punto de vista, detrás de la cortina y detrás de bambalinas, donde está el verdadero drama.
El lenguaje de la obra no siempre encaja con su atractivo visual, especialmente en contraste con los pedazos de Williams y Federico García Lorca que incluye el libreto, y pierde algo de ímpetu en la segunda mitad.
Las actuaciones, empero, ayudan a mantener la obra a flote. Los personajes de Almodóvar son a menudo extremos, pero él siempre los trata como gente común. Esto lo entienden bien los miembros de un fuerte reparto, que incluye a varias generaciones de actores británicos, desde Diana Rigg, majestuosa como la diva Huma Rojo, hasta Lesley Manville como Manuela y Colin Morgan como el hijo adolescente de ésta, Esteban, uno de los pocos personajes masculinos.
Esa moderación se extiende al papel más extravagante, el del transexual Agrado, interpretado con sutileza por Mark Gatiss.
“Todo sobre mi madre” se presenta en el Teatro Old Vic hasta el 24 de noviembre.
Via milenio
Almodóvar feliz con adaptación teatral de “Todo sobre mi madre”
miércoles, 5 de septiembre de 2007 Publicado por Shujel en 15:43 | Etiquetas: Noticias
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