A Robert Müller le quedan siete semanas de vida y sigue entrenando

miércoles, 12 de noviembre de 2008 |

El ambiente del hóckey alemán se encuentra en shock desde que se conoció la noticia que el arquero del seleccionado, Robert Müller, tiene una enfermedad terminal que afronta con total entereza.

Los médicos le dijeron a Robert Müller, arquero de la selección alemana de hóckey sobre hielo, que le quedan siete semanas de vida.

Pero el deportista de 28 años no ha abandonado las ganas de vivir y entrena a diario para darse el último gusto de volver a fin de mes a las canchas para defender la meta de su equipo, los Kölner Haie.

Los resultados de su reciente operación del tumor maligno que tiene en el cerebro, la segunda a la que fue sometido, causaron profunda conmoción en el mundo de uno de los deportes más populares de Alemania.

"Robert Müller superó la media de supervivencia de este tipo de tumores. La mayoría de los pacientes no llega a vivir un año y sólo 3% resiste cinco años", explicó a pedido del jugador su médico, Wolfgang Wick, el oncólogo de la clínica universitaria de Heidelberg, en declaraciones al semanario alemán Der Spiegel.

Todo empezó con unos mareos en noviembre de 2006 que lo obligaron a abandonar el torneo de Copa Alemana en Hannover. Los estudios confirmaron la existencia de un tumor maligno en el cerebro que le fue extirpado parcialmente.

Le siguieron sesiones de quimioterapia y rayos, y la posibilidad de que retornase al deporte activo en la temporada parecía esfumarse.

Sin embargo, casi tres meses más tarde, el guardameta volvía al hielo para cuidar del arco alemán.

Como su club de entonces, Adler Mannheim, no le alineaba regularmente, Müller consiguió el pase al Duisburgo y de allí a los Kölner Haie ("Los tiburones de Colonia").

En la temporada pasada fue uno de los artífices de la conquista del vicecampeonato para los Haie y también participó en el Mundial en Canadá.

"Tuve mucha suerte"
"Sé que tengo todavía un resto en la cabeza. Pero he tenido mucha, mucha suerte", se declaró afortunado en aquel momento, sin saber que la fortuna tendría fecha de vencimiento.

El nuevo golpe llegó en agosto de este año, cuando en un chequeo de rutina se corroboró que el tumor había vuelto a crecer. Una segunda operación fue necesaria, pero también esta vez fue imposible extirpar todo el tumor, que ejerce presión sobre vasos sanguíneos.

Desde entonces, Müller tiene la certeza de que ya no hay cura para su mal. Según precisa hoy el diario Die Welt, es una carrera contrarreloj de sólo siete semanas de duración.

Müller tiene un glioblastoma en el cerebro, un tumor de cuarto grado, especialmente agresivo y de crecimiento muy rápido.

El deportista, casado y padre de dos hijos, no habla sobre su enfermedad y prefiere concentrarse en hacer lo que mejor sabe, jugar al hockey sobre hielo.

"Entrena con un empeño increíble. Lo veo todos los días y ha avanzado mucho", cita Die Welt al director deportivo del club, Rodion Pauels.

El arquero quiere volver al campo, pero por propio mérito y no por lástima. "No tengo dolores y me siento bien y sencillamente tengo que vivir con el tumor. Nunca va a desaparecer del todo. Sólo me resta ser positivo; cualquier otra cosa no cambiaría la situación. Y quiero que se me trate como a cualquier otro, no necesito compasión". declaró.

Via infobae.com

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