Muere Pablo Palazuelo, el poeta de la geometría

miércoles, 3 de octubre de 2007 |

El pintor, escultor y grabador Pablo Palazuelo , el 'poeta de la geometría', reconocido como un creador universal y esencial, falleció este martes en su casa de Galapagar (Madrid), a los 90 años. Consagrado como un gran maestro de la abstracción, a la que llegó desde la figuración y el cubismo, fue una de las figuras más singulares y respetadas de la plástica española en la segunda mitad del siglo XX, junto con Chillida y Tàpies. Palazuelo ejerció hasta sus últimos años un magisterio pictórico reconocido tardíamente. En 2004 recibía el Premio Velázquez y explicaba como había construido su obra a base de «intuiciones imperceptibles», casando «geometría y pensamiento».

Museos tan distintos como el de Arte Contemporáneo de Barcelona, de un gran rigor conceptual, y el Guggenheim Bilbao, con una programación miscelánea, coincidían en dedicarle la última gran exposición de su vida; una densa y documentada muestra guiada por el afán de entresacar los procesos de trabajo en su obra desde que a finales de los años 40 emprende su particular cruzada dentro de la abstracción geométrica.

En su intensa y solitaria trayectoria destacó la coherencia y su capacidad para «coordinar rigor y misterio». Así lo reconocía el jurado que le concedió por mayoría el premio Velázquez, el galardón artístico de más alto rango en España.

Nacido en Madrid el 16 de octubre de 1916, Pablo Palazuelo estudió Arquitectura en Madrid y en el Royal Institute of British Arquitects de Oxford. Regresó a España en 1936 y desde 1939, con el respaldo de su madre, se dedicó a la pintura. En la guerra fue piloto de la aviación del Ejército sublevado contra la República; al acabar la contienda, de la que abominó, «se quitó el reloj y rompió el carnet de conducir; no sabemos por qué», detalló el pasado marzo, cuando la muestra del Guggenheim, José Rodríguez Spiteri, sobrino del artista y responsable de su fundación. Los Reyes y los Príncipes de Asturias han enviado telegramas de pésame a la familia del pintor. La Familia Real lamenta la pérdida de una de las figuras más relevantes de la pintura española.

París y Paul Klee

Becado el París por el Gobierno francés en 1948, en la capital gala conoció a Eusebio Sempere y Eduardo Chillida, de quien siempre sería amigo personal. París también le permitió profundizar en la obra de Mondrian, Kandinsky y, sobre todo, Paul Klee. Polifacético y siempre a contracorriente, se alejó de todas las tendencias y modas que transitaban los artistas de su generación. Comienza sus composiciones geométricas a partir de exámenes microscópicos de células, de fotografías aéreas o de cristales de nieve. El prestigioso marchante Aimé Maeght apostó por el entonces joven y desconocido pintor madrileño y consiguió lanzarle internacionalmente, tras dar cabida a sus dibujos en una colectiva en 1950.

La primera exposición española llegaría en 1964, en la galería de Juana Mordó, aunque su primera muestra de alto calado y reconocimiento no llegaría hasta 1973. Había regresado para quedarse en 1969 y después será habitual de la galería Soledad Lorenzo, donde expuso en 1999 una gama de obra gozosamente relacionada con la naturaleza, que indicaba que seguía manteniendo su pulso creativo. Formado en la arquitectura y, en consecuencia, en una ordenación espacial de las formas y los volúmenes, fue también un apasionado de la filosofía.

La aplicó en sus investigaciones pictóricas y escultóricas, resueltas en códigos geométricos. «La geometría -decía- ha sido el lenguaje para la comprensión del mundo y ha significado para mí el descubrimiento de otro lenguaje que aporta otras imágenes y promueve e impulsa la capacidad de ver».

Fue también Palazuelo un apreciable escultor. Sus primeras obras tridimensionales datan de 1954. Aunque abandonó temporalmente la escultura, para retomarla en los sesenta y setenta y realizar su primera exposición escultórica en Barcelona en 1977, así como algunos proyectos monumentales. Numerosas personalidades, desde el ministro de cultura, César Antonio Molina, a su galerista, Soledad Lorenzo, lo mismo que colegas como Antonio López, Rafael Canogar y Luis Gordillo, recordaron al «artista indiscutido por todas las generaciones».

Via eldiariomontanes

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