Natalie Portman se arrepiente

domingo, 28 de octubre de 2007 |

La descubrió Luc Besson a los trece años y la descubrió Wes Anderson a los veintiséis, cada uno a su manera. El galo creó un mito y el texano alimentó al monstruo que habita en internet. La protagonista, Natalie Portman, se hace ahora la ingenua y lamenta no haberse negado a rodar su primer desnudo, menos integral que un donut de chocolate, en cualquier caso. «Lamento mucho no haber seguido mi intuición. A partir de ahora voy a creer más en ella», afirmó contrita la chiquilla, aunque hasta no hace mucho se mostraba orgullosa de haber sabido romper sus propias reglas «para sentirse bien».

La actriz había defendido hasta ahora su virtud como mejor sabía: pidió a Mike Nichols que aplicara la tijera a las escenas menos castas de «Closer»; en «Los fantasmas de Goya» exigió a Milos Forman, tan maja ella, que recurriera a una doble menos friolera en las escenas de sábana. Ante Wes Anderson, sin embargo, accedió a dejarse quitar alguna prenda de más para el corto «Hotel Chevalier», por el que no cobró ni un chavo, al igual que su compañero de reparto, Jason Schwartzman. Faltaría más.

Arde internet
La peliculita se convirtió en cuestión de horas en la comidilla de los navegantes. Estrenada en iTunes el pasado 25 de septiembre, más de medio millón de personas se han descargado la pieza, de trece minutos de duración, aunque las escenas que de verdad importan apenas duran un minuto. El dato no tiene en cuenta los cientos de miles de visitas que se reparten entre blogs y páginas especializadas (en lo que sea), que se han apresurado a colgar el desnudo más esperado, e inesperado, de los últimos años.

Las escenas de cama de «Hotel Chevalier» también han tenido su impacto en la gran pantalla. El pasado 29 de septiembre, Anderson estrenó en 200 cines su largometraje «The Darjeeling Limited», en el que tres hermanos realizan un viaje de corte espiritual a la India. Ante la escasa afluencia de público, al director y a los ejecutivos de Fox Searchlight se les ocurrió añadir el corto como prólogo, aunque Natalie Portman, que no tiene ni una frase en el largo, sólo aparece un instante, de pasada. El afortunado Schwartzman sí es uno de los protagonistas, junto a Adrien Brody y Owen Wilson, quien, por cierto, se quiso suicidar el pasado mes de agosto. El caso es que, como por arte de magia, desde el pasado viernes la cinta se proyecta junto a su atractivo añadido en un total de 800 salas. Pronto llegarán datos sobre si los espectadores abandonan el cine tras el pase de «Hotel Chevalier».

El pudor de Natalie
Ambos filmes llegarán a España el próximo mes de enero, cuando es posible que la polémica se haya enfriado y la bella Natalie sepa ya con certeza si sigue arrepentida u orgullosa de sus actos. Nacida en Jerusalén el 9 de junio de 1981, debutó muy joven en el cine, con «León (El profesional)», cuando sólo tenía 13 años. Después de una breve aparición en «Heat», de Michael Mann, con «Beautiful Girls» enamoró a varias generaciones de espectadores, con el platonismo que imponen la edad y la distancia.

Ante un éxito tan temprano, su madre la protegió todo lo posible, mientras ella hacía gala de tener la cabeza sobre los hombros y de no estar dispuesta a echar por tierra su carrera académica. Ha trabajado con Woody Allen y con Tim Burton y fue la princesa Amidala en la segunda trilogía de «La guerra de las galaxias», papeles que no tensaban la cuerda que ella más temía. Rechazó el papel de Lolita en el remake de Adrian Lyne porque le parecía demasiado explícito y dejó que Christina Ricci la sustituyera en «La tormenta de hielo» por la misma razón.
«Los actores jóvenes a menudo no conocen las consecuencias de desnudarse o de hacer escenas de sexo», afirmó. «Ellos quieren el papel a toda costa y acceden a ser explotados pese a que avergonzarán a su familia, a sus amigos e incluso a los extraños».

Muchos creen que en «Closer» cruzó la frontera de la coherencia. No tienen en cuenta que Natalia, no hay más que verlo, ya no es ninguna niña.

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