García Valdés, Nacional de Poesía

miércoles, 10 de octubre de 2007 |

Asegura Olvido García Valdés (Santianes de Pravia, 2 de diciembre de 1956) que la noticia le ha sorprendido trabajando, «como hago cada día» en el Instituto Cervantes de Toulousse, que dirige desde hace un año. Su poemario «Y todos estábamos vivos», publicado el año pasado, recibió ayer el Premio Nacional de Poesía 2007, dotado con 15.000 euros, y que concede el Ministerio de Cultura. «Escribo desde niña, desde los 12 ó 13 años, justo esa edad en que uno descubre que está solo, que es cuando eres adolescente. Sin embargo, he publicado tarde», recordó García Valdés. La escritora dijo no saber bien por qué eligió poesía y no otro género: «También he escrito ensayo pero nunca relato. No tengo capacidad para narrar. En cambio, la poesía sí tiene ese componente de condensación y de quedarse con las cosas que de verdad le importan a uno», manifestó la autora, informa Ep.

Según explicó, el libro enlaza con su anterior trabajo poético, «Del ojo al hueso», «escrito en una etapa bastante difícil, de una enfermedad grave», señaló. «En él había una presencia, no sólo de la enfermedad, sino también de la muerte. Y este libro se escribe en esa línea anterior. Por una parte está la irrealidad que nos produce la vida desde ese punto de vista, desde la muerte y lo raro que parece a veces estar vivo. Al mismo tiempo, esa sensación intensifica la presencia de la hermosura del mundo: el campo, los árboles, los animales, las personas...», explicó.

El desgaste

Sobre la idea de que la poesía es un género para minorías, argumentó que es así, si bien «al mismo tiempo toca de manera muy esencial a las personas que se acercan a ella. En cierta forma tiene algo de lugar de resistencia frente a la banalización, la prisa, esta manera de hablar que tenemos siempre, el desgaste de la lengua. La poesía supone otra forma de relacionarse con la lengua, con el mundo, y abre un espacio de intensidad de percepción que es lo que los lectores buscan. Creo que tiene muchos más lectores de los que creemos o se dice», comentó. Como poetas que le han dejado huella, cita a Garcilaso, San Juan de la Cruz, Gamoneda, José Miguel Ullán, María Victoria Atencia, Lezama Lima, Blanca Varela, Olga Orozco, Mirta Rosenberg y Arturo Carrera, entre los iberoamericanos.

García Valdés es licenciada en Filología Románica y en Filosofía, y ha publicado los poemarios «El tercer jardín» (1986); «Exposición» (1990), que obtuvo el Premio Ícaro de Literatura; «Ella, los pájaros» (1994), que se alzó con el Premio Leonor de Poesía; «Caza nocturna» (1997), y «Del ojo al hueso» (2001).

Colaboradora desde hace años en diversas revistas y suplementos literarios, sus poemas han sido recogidos en varias antologías, entre las que figuran dos volúmenes, «La prueba del nueve» (1994) y «Ellas tienen la palabra» (1997).

Via larazon

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